lunes, 19 de noviembre de 2012

NOS NICARAGUARON LA FIESTA

Colombia es un hijuedisputa país. Cien daños después de la separación del turistmo de Panamá, deliberadamente Nicaragua en 2002 abrió licitaciones para explotar el petróleo presuntamente alojado bajo la locha marítima ubicada a la izquierda del mediano 82, zona protegida por la dicción colombiana, ¿scíí?; por su parte, en respuesta al abuso de soberbianía la Cancillorona enafiló sus armas, entre los que disponía de los mejores negociadores que fracasaron en el Nicaraguán.
Al finalizar el proceso extendido por once años durante los cuales los asesores latigantes de Colombia expusieron los motivos por los que el archienemigo de San Andrés debiera de permanecer atado a la miseria del país (la respuesta es Colombia), Nicaragua obtiene, no quedarse con los cayos, sino una porción marítima impotente sólo en aparrancia.
Hicieron el negocio de la vida Daniel Ortega, presidente de Nicaraguardiente, y sus secuaces, en efecto, se apropiaron del petróleo que ya habían vendido y nos dejaron la carga presupuestal de San Andrés.
Todo cuanto se aprendió de este episodio diproblemático de límites, mar y timos será consignado en los anales hinchados de hemorroides de nuestra historia.
¡Feliz meridiaño nuevo!

miércoles, 14 de noviembre de 2012

ESO EN CUATRO POR MIL NO SE VE

Se hace merecedora, señoras y señores, la empresa corredora de teta los valores e instrumentos sin(t)éticos financieros, Interbolsa, del Premio Nacional Mejor Cosm-ética Corporativa del Caño, reconocimiento a sus aportes a la induestría producto de sus innovaciones en el maquillaje de balances de resultados.
No contenta sin embargo la prestigiosa forma de bolsa del botín con apropiarse de una fortuna, se robó la tensión de la prensa y mil veces repugnadas sus conductas por píos y extraños. El inicio de esta infortunada cadena de oración de sucesos inesperados fue la infiltración de una información vía tuíter en la cuenta de Vladdo® que alertaba sobre la ambición de Interbolsa que por fin rompió el saco, o la bolsa, que no echaran su advertencia en saco roto, o en bolsa de valores rotos. Más tardaron en encenderse las alarmas que Petro en prohibirle las corridas a Interbolsa en su Santamaría.
Ingenuo. Los señores de Interbolsa y Fabricato se corrían, sí, pero en sus ratos de esparcimiento de utilidades sobre las mujercitas con que se entretenían en los tiempos muertos de operreación versátil, lo que ellos a su bien tienden a llamar especuliar. De tal manera que si se mete en la misma arenera a una compañía del sector bursátil y a una del textil, se obtiene una alianza de tipo burtextil. Burda e inútil.
Nada sucederá a estos personajes siniestros y abusivos, no le quepa duda externa, disfrutarán de sus fortunas como cualquier banquero o mafioso arrimado a buena rama del poder del árbol que más sombra da. De esta experiencia nos quedarán las lecciones de la inspección por parte de los órganos de con troll a los registros de Interbolsa, información que será coro-borrada de la memoria en su totalidad.
Es nada este Premio Nacional Mejor Cosm-ética Corporativa del Caño; es patético. Todo cuanto sucedió en el episodio Interbolsa a todos y cada uno de los participantes del mercado de valores les vale un bledoble moral; a menos que paguen por su de luto financiero, y se van obligados a ser corredores de la justicia.
La otra lección es que Vladdo® persistirá en perseguir a cada uno de sus plagiadores hasta que todos estén bloqueados.

LA INTERBOLSA O LA VIDA

No se trata de un caso de irresponsabilidad profesional. Es incluso peor. De saber en Colombia lo que significa ‘responsabilidad profesional’ eventos como el de Interbolsa no pasarían de ser un caso aislado. De tal manera que es un asunto de ignorancia. Lo que pone al mismo nivel al taxista altanero con el corredor de bolsa es la ignorancia; con la misma altanería con que el taxista responde a quien le reclame (sin saberse si es un acto deliberado o fruto de una inocente omisión) por no encender las luces direccionales antes de girar, o por la infracción de tránsito que de buenas a primeras tuvo la ocurrencia de cometer, el corredor de bolsa se protege con sus números.
Es peor, sí. En el caso Interbolsa el diagnóstico es de irresponsabilidad empresarial y falta de creatividad. Las maromas de semáforo que tramaron entre Interbolsa y Fabricato son una mala copia de las innovaciones en el sector financiero estadounidense que llevaron a la quiebra a millones de personas naturales y jurídicas alrededor del mundo en 2008. Miles de personas en Estados Unidos fueron persuadidas por sus asesores financieros de adquirir títulos hipotecarios previamente calificados negativos, de los que se presumía su iliquidez, con el objeto de aumentar su valor artificiosamente. Cuantas más personas adquirieran estos títulos basura, mayor sería el incremento de su valor. Y, por desgracia, cuando la burbuja explotó cayeron al piso los bonos hipotecarios junto a los ahorros de toda una vida de miles de personas.
Por el contrario, el caso Interbolsa se reventó por el abuso en las operaciones Repo, acrónimo de repurchase agreement. El asunto es que un repo es un depósito de liquidez con un vencimiento y tasa pactados por las dos partes; la parte que recibe el dinero entrega al prestador de los fondos unas garantías representadas en títulos valores equivalentes al 120% del monto de la operación bajo la custodia de Deceval; en el caso de ser entregadas acciones como garantías el valor de éstas deberá ser del 130% del monto del depósito. Interbolsa estaba captando liquidez a corto plazo con el instrumento de los Repo (para captar iliquidez a plazos más largos son recomendables los fondeos con TES) y entregando acciones de Fabricato como garantía. Cuanto más valieran éstas, más liquidez estaría en capacidad de atraer. Con tal propósito, los corredores de Interbolsa sugerían a sus clientes invertir en acciones de Fabricato, estimulando, en efecto, su demanda y, por consiguiente, el incremento de su cotización bursátil.
Eso, en tanto se refiere a la irresponsabilidad empresarial. Lo relativo a la escasez de creatividad es un asunto de vocación profesional. Son muy populares las operaciones Repo en el sector real para evitar el pago del cuatro por mil en sus movimientos de efectivo, disposición tendiente a estimular la utilización de este instrumento financiero.
Lo curioso del asunto sería que se utilizaran recursos del Fogafín, producto del recaudo del impuesto del cuatro por mil, para proteger a una empresa que defraudó a sus clientes y accionistas utilizando un instrumento financiero del que se exime su pago. De llegar a ser así, hablamos a estas alturas de un caso en que la ley no protege el interés común, sino el de unos cuantos.
No bastaron piruetas y tragos de fuego para distraer a la opinión del ruido que hacía Interbolsa con sus temerarias operaciones, tanto así que la miope Superintendencia Financiera, incapaz de tocar su propia nariz, encendió las alarmas.
Ahora bien, no siendo un inconveniente ético la puerta giratoria por la que pasan del sector público al privado y viceversa, hay que sumar a los académicos que nos deslumbran a todos con su con o si miento.
Durante años manejé las cuentas Repo, principalmente de petroleras, a nombre de un banco. Es decir, manejé dineros del diablo desde el infierno. En las mesas de dinero los Repo son el cafuche, el ripio del mercado. La menta irisada que a la sobremesa nadie quiere tocar. Estos genios de Interbolsa, el Estado y los orgullosos economistas no son más que unos chirretes miserables vendiendo frunas en los semáforos cuando no en los buses. Lo digo porque trabajé para un banco que ahora maneja perfil de cooperativa de pensionados. Me arrepiento de no haber hecho nada de cuanto tuve a mi alcance para quebrar a ese hijueputa banco.
Con seguridad, al infierno no irán todos los que trabajaron inocentemente en un banco, pero sí todos quienes hicieron lo posible por aprovecharse de su situación ventajosa.

lunes, 12 de noviembre de 2012

BALADÍ DE ELECCIÓN Y CORONACIÓN


De las transmicciones del popular programa de concurso La Voz Colombia es poco lo que se puede rescatar sin pagar un peso a sus captores.
De la primera semana de audiciones, si no fuera por el mal sabor de derrota de los participantes, que a pesar de haber hecho su mejor esfuerzo no consiguieron que los jurados apretaran el botón para girar sobre sus sillas en inequívoco gesto de aprecio por sus habilidades líricas, se podría pensar que el mal sabor era consecuencia de los abrazos de consuelo dados por los jurados a los concursantes eliminados sin ninguna muestra de pudor por acercar demasiado sus axilas aquéllos a éstos. Que no se contara con vestuario, o con tiempo para que los jurados cambiaran de atuendo es un asunto de manifiesta tacañería para un canal de televisión que cuenta con un presupuesto a nivel de la familia Umaña aunque da la impresión de trabajar con las uñas.
De las batallas por equipos es menester anotar nada; aparte de las presentaciones en bobo, de las interpretaciones de canciones de los jurados por parte de los concursantes, nada más que un impulso artificioso a sus carreras musicales de obstáculos.
¿Qué mérito tiene ser poseedor de una buena voz? El mismo que tener unas tetas jugosas o unas nalgas erguidas. Que sí, que el entrenamiento de voz es arduo, exigente; que únicamente los más insistentes y comprometidos logran ponerse al nivel de técnica que los diferencie de sus competidores, sí; pero, ¿acaso las reinas de Cartagena no se someten también a extensas jornadas en el gimnasio, o bien a dolorosos procedimientos quirúrgicos, para alcanzar la perfección en sus cuerpos?
Qué decir de las coincidencias en las comitivas, los desfiladeros mentales en traje típico de sastres naturales; en fin. Un deleite para el alma máter.
Hágale, por curiosidad, una pregunta del mejillón de Carlos Calero a un participante de La Voz Colombia, en el cuerpo de Vilma Pelmaza, a ver qué.

lunes, 17 de septiembre de 2012

QUÉ BOLETA GANARSE EL BALOTO

Recuerdo de mi infancia sobre todo las cosas que quise tener y que no se pudo. Unos tenis Nike ‘Agassi’, un Nintendo. Me conformaba sin embargo con recrear batallas inverosímiles entre mis G.I. Joe a pesar de no haberlos visto nunca por Cartoon Network. Y no me quejo. Mal haría, teniendo en cuenta que son muchas más las cosas, ahora mismo, de las que ni siquiera podré entretenerme con imaginarlas.
Por eso es que soy un resentido. Algo así como un niño disfrazado de adulto. Usted me entiende. Del mismo modo en que un niño haría, respondo a las consecuencias de mis actos de grande. Hago berrinches cada vez que la resaca me impide levantarme de cama; flexiono las rodillas y espero el caldo de costilla, tendido. De mí los analistas de cartera de los bancos con los que tengo deudas sólo reciben bromas pesadas. Rico, ¿no?
Soy un resentido de esos que se entretienen pensando en niñerías antes de conciliar el sueño. Es un juego al que sólo estoy invitado yo, desde luego, a ganar. Y a perder también.
Por ejemplo, sueño despierto con que soy rico y famoso, e imagino encuentros con algunas de las mujeres que me han rechazado, eso sí, eligiendo el personaje en estima de mi ánimo y los sucesos recurrentes del día, y se me aparecen en la mente gordas, corriendo tras el bus que detiene su marcha veinte metros adelante del lugar en que le alzaron el brazo al conductor, vestidas con la misma ropa que solía quitarles roída ahora, y, cómo no, agarradas como garrapatas a un hombrecillo miserable. Chusquísimo. Un deleite para el resentimiento. Me divierto montañas imaginando que en vista de mis ventajas económicas y sociales en contraste con su precaria situación le ofrezco un buen trabajo. Le tiendo la mano. Le socorro. Me siento orgulloso de sentir lástima y me premio abrazándome a la almohada. Luego, la imagen se traslada a la intimidad de su hogar, ese agujero que imagino putrefacto, donde sólo está a la vista de su hombrecillo, de Dios, y de mí. Ella no puede menos que asombrarse de lo bien que luzco, y no ahorra reproches (en silencio).
Pero últimamente he cogido la maña de imaginar que gano el Baloto. Imagínese usted. Qué dicha. Picha que picha. Es un deseo arbitrario aunque consecuente con mis ínfulas oníricas de fama y riqueza. La posibilidad de ganar el Baloto es la única forma, el deus ex machina que hará posible mi transformación hacia la holgura y el reconocimiento, la única excusa de la que me valgo para utilizar esa locución latina sin sentir vergüenza por hacerlo. En fin. Sueño con que soy rico y famoso para dar una lección a las mujeres que me han rechazado. Sueño con que gano el Baloto para poder soñar con que soy rico y famoso para dar una lección a las mujeres que me han rechazado o cambiado.

A seguir...

lunes, 27 de agosto de 2012

SI LO VEO LE DOY EN LA CARA, MAROCCO

La imprudencia no excusa a la estupidez, aunque aquélla sea consecuencia de ésta. Y tratándose de estupidez, sería imprudente de mi parte pasar por alto el desteñido cubrimiento exclusivo de los Juegos Olímpicos que ofreció de mala gana a los colombianos el canal privado de televisión, Caracol. Una vergüenza. Desastroso por decir lo menos.
Recuerdo de los Juegos Olímpicos en Beijing cuatro años atrás que la transmisión estuvo a cargo del canal público de televisión, Señal Colombia. De pe a pa, día tras día, sin privilegiar en la programación a deporte alguno sobre otro, en lugar de ambicionar ingresos por concepto de publicidad lagañosa, centraron la atención en que los televidentes aprendieran de los deportes menos comunes sus reglamentos básicos así como sobre sus técnicas más comunes e inverosímiles. La única forma de despertar el interés en los deportes menos comerciales es el aprovechamiento de eventos masivos como los Juegos Olímpicos o los Juegos Panamericanos (transmisión de su última edición gracias a Señal Colombia también) para tal propósito. De otra manera,  ¿cómo apartar la atención del todopoderoso fútbol en el que los colombianos hemos demostrado nuestra intrascendencia en lo corrido de los tiempos? En paralelo, la transmisión de ESPN de los Juegos Olímpicos (ausente en la edición anterior), desde las 3:00 A.M. hasta el final de la jornada (aproximadamente hacia las 5:00 P.M.), me impidieron extrañar a Señal Colombia, pero me incitaron a comparar con la de Caracol.
Durante las horas muertas, es decir en la madrugada, transmitían el inicio de la jornada para nada más que ser interrumpido por el programa de variedades que sabrá Dios desde cuándo sale al aire a diario para regocijo de Agmeth Es Cafre y la mujercita rica de Juan Esteban Sampedro: la competencia de Jota Mareo. Como si se tratara de un regalo reanudaban la transmisión por una hora al finalizar el dichoso programa, para volver a la rutina de novelones, dicha de las amas de casa.
No debieron nunca asumir la empresa de transmitir los juegos olímpicos a medias, sin querer queriendo, si antes no iban a estar dispuestos a sacrificar sus compromisos comerciales, por una vez en cuatro años.
Bonnet nos deslumbró con su inigualable capacidad de hacer inentendible lo que no admite confusión; a su vez, ‘el cantante del gol’, haciendo honor a su mote, narraba los encuentros de basquetbol como si tal menester se tratara de seguir los sucesos de un partidito de potrero de la selección, ante la impasividad del experto comentarista invitado. Ni qué decir del desempeño de César Augusto Londoño y el de Ricardo Orrego como corresponsales durante los Juegos Olímpicos en Londres. Fue desastroso. Irrespetuoso tanto para los deportistas como para la audiencia. Que César augusto Londoño se entrometiera en una zona restringida para hacer preguntas inapropiadas a Caterin Ibargüen, en un momento en el que ella requería de toda la concentración, es idiotez. Que Orrego siempre al final de cada hit en las semifinales pretendiera tener la primicia de qué putas con Mariana Pajón, es idiotez. Bien hicieron en sacarlo del brazo a la vista de las cámaras que transmitían el evento para todo el mundo. Tan  vivos los cafres.
Del cubrimiento de los Juegos Olímpicos por parte de Caracol rescato que Linda Pelmaza sabe de deportes tanto como yo, pero nos sorprendió con su habilidad para turistear sin poner un pie siquiera por fuera de Westminster.
¡Bravo, pendejos!

lunes, 6 de agosto de 2012

ME DA YA LA PLATA

Con razón puede considerarse como una hazaña envidiable por los más experimentados atletas alrededor del mundo la medalla de plata que se colgó Caterine Ibargüen sobre su pecho. No obstante el júbilo inmoral con que selló su proeza, pudo haberle arrebatado el trofeo dorado a su rival kasaja, Olga Rypakova, de haber lanzado ese puñado de arena a los ojos de la kasaja, en lugar de lanzarlo al aire.
Durante su rutina de seis saltos, el más largo fue el sexto, de 14.80 metros, un centímetro más largo que el de la ucraniana Olha Saladuha, que le valió desplazarla al tercer lugar.
En el primer salto mi negra de plata alcanzó los 14.45 metros; en el tercero se estiró cuanto más pudo y marcó 14.67 metros, apretando la tabla de posiciones a su favor, hasta el momento. Similares registros tuvo en su cuarto y quinto intentos, 14.34 y 14.35, respectivamente.
Paradójicamente, al segundo salto, quizás en el que mejor ubicó su pie, más cercano a la tabla de batida sin sobrepasarla, lo resignó creyéndolo inválido. ¡Ay, mi negra con sonrisa de plata!
Luego de la premiación se vio el júbilo inmoral. No perdió ocasión Ricardo Orrego de saltar sobre ella habilidad digna de admirar en un cordado de la clase sauropsida (lagartos) cuando se sabe que es una característica propia de los pertenecientes a la clase anphibia (sapos) a chuparle la sangre, si no a sacarle algo de provecho a su plata, a su sonrisa.
Y no lo digo porque deteste a Ricargo Orrego; Pff, valiente gracia, eso lo hace cualquiera. Pero el único homenaje por anticipado que recibieron los deportistas colombianos fue una iniciativa de Señal Colombia. Bravo por la televisión pública. Mala, pésima la labor de la televisión privada.
Ni qué decir del trágico agradecimiento que ella en vivo le extendió a Santos a cuento de qué: muy similar a la excesiva gratitud de Oscar hacia el padre que nunca lo reconoció.
A los deportistas nacionales, es historia de hace marras, pareciese que el Estado les dijera: Me da ya la plata.

Me voy a permitir el abuso de hacer un cover al gran tuitero @egonayerbe, y diré que Caterine Ibargüen no tiene presea mala.

miércoles, 25 de julio de 2012

URBANIDAD DE CARRETA

Es que en ‘feisbuc’ uno debe ser todo político. Guardar las apariencias. Demostrar, si no aparentar que se lee la prensa: hablar de lo que importa. De política y economía.
Quejarse del aumento en el precio de la gasolina y celebrar cualquier incremento no significativo en la cotización de la acción de Ecopetrol es tan común como instar a los demás a proteger la fauna y la flora y dejar a las mascotas al cuidado de esas guarderías para perritos.
El error está en hablar de lo que urge; uno no hace eso. Hay que mantener la compostura. Qué oso hacerse la paja delante de la mamá.
De lo que me urge hablo en tuíter. Ahí soy un animal. En estima de la situación, si da para tanto, me despacho hablando de tetas, de drogas y licor, de música cuando hay seguidores que aprecien los comentarios.
Es que yo soy muy correcto en feisbuc, hago lo que se debe: siempre le diré hijo de puta a quien lo merezca.

martes, 24 de julio de 2012

QUIERO SER AMIGO DE LINDSAY LOHAN EN FEISBUC

Estaba de visita en casa de tía Lucero, días después de mi regreso abrupto de Inglaterra. En medio de una conversación en que mi prima insistía en convencerme de la bondad presunta de los grupos paramilitares comíamos salmón, al que le sentí un rastro de sabor a caramelo, y ensalada. Con el objeto de estimular el proceso digestivo, luego de terminado el almuerzo me uní a mi prima en su habitación, más confortable que el estudio en ese entonces, y, mientras ella abandonaba su inexistencia a las novelas transmitidas por la tarde en televisión nacional, cedí a la tentación de revisar mi cuenta en feisbuc, olvidada ya. No me sorprendió encontrarme con que la gente incluida en mi lista de amigos no cambiaba; ni mucho ni nada; pese a las ecografías y a los anuncios de compromisos en matrimonio, las fotos de asados (en los que el invitado principal es el alcohol, a diferencia de lo que se podría creer es la res) me sugerían creer que su hecencia (la esencia de las heces) se mantenía intacta. En esos menesteres me entretuve tan largo rato como el scroll del mouse tardó en guiarme hasta el final de la página y, mientras me ocupaba en cosas realmente importantes (verbigracia, según recuerdo, los preparativos de la boda del príncipe William o la atroz invasión de ratas a los túneles del tren subterráneo en Nueva York, cuando no los errores en Photoshop), interrumpió mi deleite un sonido de burbuja estallando. No presté atención, pensando en que, quizás, aquellos sonidos respondían a los efectos del inicio del proceso digestivo. No apartó la mirada del televisor mi prima; no se dio por enterada. Otra burbuja se deshizo, a lo que sí decidí prestar atención. Con cuidado de no dejar escapar por entre mis piernas ningún hedor que perturbase la cómoda concentración de mi prima, me incorporé. Cuál no sería mi sorpresa al darme cuenta de que las burbujas colapsando no obedecían a filtraciones gaseosas provenientes de mi duodeno, sino al sonido del que se sirve la prestigiosa red social para anunciar el recibo de mensajes instantáneos. No obstante, mi manifiesto asombro (a la vez que mi preocupación por el retraso evidente en la digestión) se me cayó a los pies al descubrir el emisor de los saludos y mensajes. No soy adepto a discriminaciones de ninguna índole, no hago excepciones, ya antes lo he aclarado: a todos detesto por igual; sin embargo, no me sentía con ánimo para conversar. Mucho menos cuando los gases que debieron ser expulsados minutos antes, persistían en revolverse, inflamando mis entrañas; de tal manera hice de cuenta esos-mensajes-no-son-conmigo.
Ante la insistencia de las burbujas, entre asombrada e indignada, mi prima sacudió su cabeza, reaccionando al sopor.
—No tienes intención alguna de responder, ¿verdad? Quienquiera que sea parece muy entusiasmado por tu presencia.
—Ahora no. No tengo ganas. No puede uno estar siempre con disposición para hablar de nada. —Respondí sin apartar la mirada de un artículo muy interesante sobre las nuevas enfermedades venéreas descubiertas en la cavidad vaginal de Lindsay Lohan.
—No seas grosero… Piensa en que algún día vas a necesitar de esa persona. —Reveló ella, sin pudor.
Le respondí con la mirada, frunciendo la nariz como si, después de tanta angustia, la flatulencia que se deslizara fuera de mí, escapándose, retornase  a mí, vía olfativa.
Cerré las pestañas abiertas en el navegador de internet tan pronto como concluí mi lectura. En silenció pensé en los motivos por los que me reprendió, sus razones tendría, mi prima.
Eso de tener mil amigos en feisbuc es muy conveniente. Propio de oportunistas. Si me aguantara las ganas de decir a todos lo que pienso, en la cara, no perdería un amigo en feisbuc a diario. Puede ser el error no contar con que cada una de las personas que uno ha conocido en la vida será útil en cualquier momento. Ellos no lo sabrán hasta que uno se lo haga saber.
Qué terror me dan quienes agregan gente en feisbuc a sabiendas de que les negarán en saludo de darse la casualidad de encontrárselos en la calle. Peores, sin embargo, los que saludan en la calle pero rechazan las solicitudes de amistad en feisbuc.

miércoles, 18 de julio de 2012

"TANTA FE"

Fueron 35 años, en realidad. Por ser respectivamente los años entre los que se enmarca el prolongado intervalo durante el cual el Independiente Santa Fe no consiguió la victoria del campeonato de fútbol local, 1975 y 2012, no deberían ser considerados en la cuenta. Dos generaciones de fieles asistieron puntualmente al estadio a presenciar el mismo espectáculo, cubiertos por una nube de humo rojo, muchas veces combinada con otra de marihuana que se desplazaba flotando en el aire desde la tribuna sur, domingo tras domingo. Decepciones, burlas, que siempre terminaban con la resignación de darle un puntapié a la pared.
Hay que decirlo, detrás del despliegue periodístico que destacaba como imprescindibles los más insignificantes detalles sobre Santa Fe, en contraste con la omisión (a propósito, si mi opinión vale de algo) de los más importantes sucesos acerca del Deportivo Pasto, se escondía el miedo de siempre: De quedarnos en vano con el carro de bomberos decorado con las insignias de Santa Fe, listo para desfilar con los jugadores a bordo; así como el gol providencial anotado en el último minuto por Camilo Vargas quien, producto de un arrebato venido de donde sólo podía venir, de las huevas, hijuepuercas, corrió, aprovechando la ocasión de un tiro de esquina presumiblemente la última jugada de ese partido, hasta la portería contraria, la de su archirequetecontraenemigo de siempre, Millonarios, y consiguió un gol de cabeza. Cuántos entre los santafereños, digan la verdad, no temieron que hiciéramos el oso del siglo.
Total, poco importaba ser objeto de burlas una vez más. De eso el santafereño sabe. De ser denigrado por parte de Los Millonarios de Bosa el santafereño sólo ríe. Lo doloroso en realidad habría sido enredar de nuevo el hilo con el que bordar la séptima estrella en la camiseta, cuando ya estaba enhebrado a la máquina de coser.
Se ganó. Y bien. Con un equipo orgulloso.
Se extrañó a Seijas. A Balbis lo mismo que a Rincón.
Ahora bien, es triste reconocer a los fanáticos de Los Millonarios que, en vista de la ausencia de triunfos por celebrar se conforman con disfrutar de las derrotas de sus rivales, en especial de Santa Fe; pero más deprimentes resultan los idiotas santafereños que, no satisfechos con el dulce sabor de un triunfo que muchos de ellos nunca siquiera habían saboreado, prefirieron echarle en cara su dicha a los azules.
Que me perdonen mi abuelo Jorge y mis primos Jorge y Camilo, Rafael Reyes, David Granados, David Ospina, Yamid, Eduardo Arias y Santiago Rivas, en cambio que Pachito Santos se lo trague, pero, eso sí, cuando Los Millonarios se ganen un torneo relevante lo celebraré como propio; es más fuerte el odio que siento por costeños, paisas o pijaos por igual, que el que me inspiran Los Millonarios.
¡Salud, santafereños!


Es un milagro que este señor juegue en Colombia. Gracias, yo de ustedes.

jueves, 5 de julio de 2012

DANDO TUMBOS (Y TUMBES)

Mockus no era el hombre. La cuota inicial del desastre que pudo significar su gobierno fueron los reiterados traspiés, idas y venidas, y contradicciones a los que nos acostumbró durante su campaña. Sin embargo, un número importante de personas, entre las que me incluyo, depositamos más de tres millones de votos a su nombre como rechazo a que un sólo muchacho del país fuera extrañado en su casa por recoger café. Desde la contraparte llovieron descalificativos sobre Mockus; hasta con un caballo discapacitado se atrevieron a compararlo para dar a entender que le temblaría la mano a la hora de lidiar con la guerrilla, las Bacrim, la economía, el clientelismo, y mil etcéteras más; de tal manera que la contienda electoral se dirimió en favor de Santos. La cuestión de si Mockus era el indicado o no para ser elegido Presidente de Colombia se resuelve en medida de su capacidad para mantenerse alejado de Uribe o si, por el contrario su visita a la Casa de Nariño a ofrecer buen cuidado a los huevos de Uribe fue fiel prueba de su incapacidad de representar a sus entusiastas seguidores. O bien de sus preferencias sodomíticas.
Y ni para qué mencionar la guachafita que armaron en el Partido Verde después del exilio de Mockus.
Otros, muchos, dirán que para 2014 el Man es Germán.
Es que el 2014 es pasado mañana. Las campañas darán inicio en un año. Santos, por supuesto, aspirará a reelegirse, y dependiendo de su desgaste lo acompañará Germán Vargas Lleras. Con Petro sucede como con Dios: ni idea en qué esté pensando de un día para otro. No cuenta. Qué decepción. De manera que se enfrentarían dos candidatos que representan a la derecha: Santos, y Uribe, si no manejando a Fernando Londoño (envalentonado por la bomba ñapa que le cayó del cielo), aliado con Angelino. Qué tragedia. Valdría la pena preguntarse entonces si Angelino se prestaría a tan corrompida estrategia: envilecer la igualdad social en beneficio de uno de sus mayores contradictores.
Es inocente pensar en que Uribe representa la oposición a Santos. Propio de esos niños que se juran los dueños del juego. De no ser por las carencias que el ‘loco del pueblo’ detecta en el tema militar, las que siempre existieron incluso durante el uribato, se sentiría a gusto con todas las políticas en materia de economía, educación, salud y justicia desplegadas desde la Casa de Nariño. Más bien, Uribe (el loco del pueblo) representa la suerte de un país que no tiene memoria, mucho menos una visión hacia el futuro. Haga memoria. A su paso por la Aerocivil en calidad de director, más de 300 licencias de aviación fueron otorgadas a reconocidos narcotraficantes de la época; en su papel de alcalde en Medellín impulsó el programa ‘Medellín sin Tugurios’, lavadero de dólares local de Pablo Escobar; como senador de la República fue ponente de los proyectos de ley que reformaron la salud, el sistema de pensiones y las condiciones de contratación laboral. Una bobadita. Bien sabido es, además, el impulso que como gobernador de Antioquia en compañía de Pedro Juan Moreno dio a las Convivir.
De sus ocho años de gobierno es mejor no hablar. O movió muy bien sus fichas o fue engañado por la peor generación espontánea de delincuentes en la historia del país Álvaro Uribe Vélez durante los ocho años en que se extendió su ‘gestión’. ¿Noguera y alias ‘la coneja’ Hurtado actuaron por cuenta propia? ¿Andrés Felipe Arias, a su antojo, diseñó el programa AIS para su beneficio? ¿Luis camilo Osorio desvió investigaciones en la Fiscalía porque sí? ¿Andrés Uriel se hurgó el ombligo de pe a pa por flojo? ¿Sabas compró votos para la reelección y persuadió a Sale fingir vínculos comerciales y mercantiles con Mancuso para desprestigiar la Corte a nombre de quién? ¿Diego Palacio qué? ¿Y las zonas francas; los falsos positivos? ¿Santo yo? En fin. Cabe la posibilidad, sí, de que Uribe nada tuviese que ver con todos los horrores sucedidos mientras fue presidente, y que su estilo de microgerencia (tipo miscelánea) sea prueba fiel de su indiscutible incapacidad de observación. Pero no. Estuvo al tanto de todo cuanto ocurrió.
Se extiende una sombra sobre él tan espesa como la que cubre a Piedad Córdoba.
Ahora bien, sus simpatizantes se quejan de que Santos es un mentiroso, un jugador de póquer, si antes no lo han tildado de traidor. ¿No son esos acaso los motivos en que insistimos hace dos años más de tres millones de personas para oponernos a su elección? Ya ni risa dan. Pobres diablos.
La intensidad del pulso político se siente en las peluquerías al tenor de los secadores de pelo, pues, las mismas señoras arribistas que celebraron la victoria de Santos ahora lo desprecian (con voz de Poncho Rentería).

Esperamos que la manicura no sea motivo de retraso para nuestro corresponsal en los 'clubes', pues estamos ansiosos por recibir sus informes esta noche desde El Nogal.

domingo, 1 de julio de 2012

EUROPOCA EDICIÓN 2012

Kuyt aún se pregunta dónde andan Alonso, el 'Niño' Torres, Benayoun, Benayoun, Beee-nayoun. Nunca antes se había sentido tan solito.

Nunca lo hice antes. Por eso, antes de empezar a escribir esta entrada me pregunté, ¿cuál es la mejor forma para escribir sobre fútbol? Pues, me respondí de inmediato, de la misma forma en que se juega, a las patadas. Y para eso he de valerme de las palabras 'esférica', 'escuadra', 'casaca'; de lugares comunes como: ‘es un encuentro de toma y dame’, ‘y no me diga más’, ‘suden la camiseta’. Mentiras, no. Con el fútbol no se juega.
En la Eurocopa de 2008 el equipo holandés dio muestras de estar en el nivel más alto del que se tuviera registro en los últimos años; este equipo en la fase de grupos superó el suyo, el de la muerte, cómodamente, goleando a Italia y a Francia, 3-0 y 4-1, respectivamente, y con modestia derrotó 2-0 a Rumania. Bien pudo el aficionado promedio soñar con ver de regreso a la aplanadora naranja. No obstante los buenos augurios, fue derrotada la selección holandesa en cuartos de final contra Rusia, un equipo del que mucho no se esperaba. El palo de la Eurocopa 2008. Con el buen sabor que dejó el desempeño de la ‘selección tulipán’ no era una exageración ilusionarse con que el desquite sería la Copa Mundial de la FIFA en 2010, en la que, con sobrados méritos, llegó hasta el partido final para finalmente ser derrotada por la de España. De ese equipo que nos sorprendió e ilusionó con ver a la ‘naranja mecánica’ volver a lo más alto de un campeonato, nada queda. Sin pena ni gloria se despidió Holanda de la Eurocopa. Primer pronóstico del que se puede prescindir.
En cambio, del caso español nada nuevo habrá qué decir. Con poco cumplió con las expectativas depositadas sobre el equipo y respondió poniéndose en la final. De conseguir derrotar a Italia, sería el tercer título consecutivo al que se hacen los ibéricos.
Italia, por su parte, sorprendió a propios y extraños venciendo en un partido épico a los archicontrarequetefavoritos, Alemania, de la que dije, lo admito, que si la misma España que con dificultad derrotó a Portugal se descuidaba, podría recibir cinco goles de los ‘panzers’. Del arrebato al desencanto. Como consuelo a la decepción siempre quedará, sin embargo, la posibilidad de que el campeonato mundial de la FIFA siguiente sea el desquite.
De Portugal no voy más que a repetir lo que en su columna en El Espectador de ayer, Preguntas (casi) retóricas, Esteban Carlos Mejía sugirió a manera de interrogante: ¿Y Portugal es Cristiano Ronaldo sin el Real Madrid?
Si con algo he de quedarme de esta última edición de la Eurocopa es el recuerdo del equipo croata. Un equipo que ‘sabe con la pelota’, que la ‘consiente’. ¡Bendita sea la guerra por la que Croacia se independizó de la antigua Yugoslavia! Que tanta fosa común, que tantos asesinatos se cometan para poder disfrutar de un equipo de fútbol así, sólo pueden ser cosas de Dios. Durante la transmisión del partido entre Croacia y España, el último de la primera en el torneo, el comentarista deportivo favorito de grandes y chicos –la gente ha cambiado mucho, prefieren aburrirse del mismo modo en que hicieron sus padres hace veinte años-, Adolfito Pérez, calificaba como injusta la eventual eliminación de Croacia (cuando el marcador del partido estaba igualado a cero) sin haber perdido siquiera un solo encuentro. Al final, España anotó. De manera que en el orden de ideas de Adolfito, ¿se hizo justicia?
Me importa muy poco si el ganador de la Eurocopa 2012 es España o Italia. Soy fiel a mis convicciones futboleras: cuantos más goles sean marcados, del lado que provengan, mejor para mí. Que se maten si quieren, pero que ‘haigan’ goles. Y hartos.
Me inquieta más, por el contrario, pensar en que Messi de seguir jugando a ese ritmo, y en estima del nivel futbolístico de la joven selección germana (no se confunda usted con la Germania en el centro de Bogotá), muy probablemente se reedite en el próximo Mundial la final: Alemania vs. Argentina.
Aunque muchos ya hacemos fila para aplastar el culo en primera fila y ver: Argentina vs. España.

viernes, 22 de junio de 2012

VEINTE DAÑOS NO SON NADA (eh... sí. Jejeje)

Eh… sí… eh… me siento muy orgulloso y… sí, sí… complacido de ser desde hoy el Presidente de TODOS los colombianos. Desde hoy nadie, óigase bien, nadie, ni siquiera el ‘loco del pueblo’, escapará de mi yugo. Bueyes repugnantes. Je… je… je. Sí. Eh. Sí. Me precio también de… eh… sí, de hablar como Pablo Emilio Escobar Gaviria. Sí. Tutina… los niños… no los miren de a mucho. Jejeje.
Impulsaré… sí… impulsaré la economía… eh… le daré el empujón para que caiga definitivamente al abismo. Eh… sí. Jejeje. Y para que el desastre esté completo… eh… entregaré la justicia a los abogados… eh… sí… eh… la economía, la economía… eh… pues a los economistas… eh, sí… y la guerra… a los narcos… eh… a los guerrilleros. Sí. La educación. La educación será reformada… jejeje… sí, deformada... será entregada a Fecode para ser destruida… por siempre. Sí. Eh. Sí. Lo poco que quede… sí… eh… lo podemos dejar al buen cuidado de la ministra Maria Fernanda campo y… sí… eh… cómo no… me informan que una tajadita le corresponde a Jairito Riverita. Jejeje. Buen muchacho ese Jairo, ¿no? Hm.
Para finalizar, queridísimos burros… compatriotas. En fin. Para finalizar… sí… eh… las locomotoras… Chu-Chu-Chuuuu… Jejeje. Las locomotoras… los huevitos… igual da… sí, los huevitos de mi antecesor… ayúdenme a cuidarlos, a protegerlos… total, es con lo que los envolatamos a ustedes… ¿Qué más nos queda? Tengan la caridad. Sí. Eh...  jejeje… sí… no durante veinte años sino, en cambio, por espacio de diez veces veinte años. Jejeje.     

Todos los colombianos esperamos que Juan Manuel Santos, Presidente de Colombia, en 2018 ya habrá superado sus limitaciones de comunicación oral.

jueves, 21 de junio de 2012

HORA 20

Hora 20.

¿Quién no sabe qué es Hora 20? La pelotera con más nombres en la radio. Único espacio abierto de opinión. Extendido durante una de las épocas más difíciles que ha enfrentado el país en su historia (los tiempos en que la delincuencia infiltró al Estado para declararle la guerra: la guerra del Estado contra el Estado) este programa radial se preció de su libertad de expresión.
Debate de Hora 20 sin mechoneada en vivo era aburrido. Raro y aburrido. De 200 panelistas, contados de afán, se pueden recordar con júbilo los agarrones entre José Obdulio Gaviria y Ramiro Bejarano; las altisonancias de Salud Hernández; Roy irreconocible sin cachos ni cola; y, cómo no, las respuestas fáciles que se hacían pasar por técnicas de Nicolás Uribe, Juan Lozano, Rafael Nieto Loaiza o Marta Lucía Ramírez. Si alguno pasé por alto recordar le ruego me perdone el dejarlo por fuera del último grupo, el de Los Blanditos.
Hará falta. Y mucha. El formato desarrollado por Néstor Morales, previa sugerencia de María Jimena Duzán de imitar un espacio de debate que tenía lugar en la radio española, Hora 25, mezcló la información del día con el debate que daba inicio al hacerse presentes los panelistas, todos representantes de diferentes corrientes políticas o filosóficas, contradictores entre sí, siempre expertos en el tema del día. Y no es por desconocer las excelentes cualidades profesionales de Diana Calderón, pero bien difícil tendrá igualar siquiera la capacidad de moderador a la que acostumbró Néstor Morales.
Tan importante este espacio fue como un referente de opinión que le quitó una hora al más importante de todos los espacios de opinión, La Luciérnaga. Siguió de cerca, por su parte, los sucesos de carácter político y judicial, cuando no iban a la par; fue el observador natural de la realidad nacional. Observador de esa ficción que ni el más avezado novelista sospecharía que es lo que en realidad se vive en Colombia. Un capítulo para no olvidar de esta tragedia es el atentado en la Carrera 9na a Germán Vargas Lleras a la salida del programa.
Para hacer honor al espíritu de Hora 20, el espacio destinado al último programa fue referente al tema alrededor del cual giran todos los subtemas en Colombia, la paz, paradójicamente, en el mismo día en que se tuvo ocasión el debate definitivo en la Cámara de Representantes sobre la Reforma a la Justicia. Me dirán entonces que el fin del programa no ha llegado aún. No me convencen, para mí sí. Hará falta. Y mucha.

jueves, 17 de mayo de 2012

VEINTE DAÑOS NO SON NADA (el expediente número 82)

Las expectativas, en Colombia, sufren de un trastorno de delirio de la personalidad intermitente. Dan saltos de cuatro años en la línea de tiempo, y los ojos desapercibidos dan cuenta del mundial; se pasan por la galleta las leyes de la física, giran en sentido contrario las manecillas del reloj en Colombia y se cuentan por cientos de miles los muertos. Aclarado lo anterior, adelante. La excepción es, sin duda, el período comprendido entre 2002 y 2010.
Mano firme y corazón grande rezaba aquél incapaz de mentir (en privado). Me viene de repente la imagen de un puño estrujando entre sí un corazón de vaca, cubriéndola toda, la sangre a la mano, negra, teñida del fluido vital coagulado, extendiéndose sobre el antebrazo y descendiendo hasta el codo. La chusma maravillada no oculta su admiración, observa encantada el espectáculo, vitorea, pide más sangre, y en este episodio únicamente el indulto es concedido al matador. Brazos estirados en procura de manosearlo: sonrisa retorcida.
Cuatro años no son nada para disfrutar del reino en el que tendrán seguridad. Tenga la seguridad que nos robaremos hasta el último peso. Tenga la seguridad que sentaremos a algún aliado en todas las juntas directivas de las empresas que contratan con el Estado. Tenga la seguridad que de sobrar algo rasparemos la olla.

"Uribe es como esa novia de vereda a la que dejaron plantada en la puerta de la iglesia y que poco a poco se convirtió en la loca del pueblo." (@ABSURDA)

lunes, 14 de mayo de 2012

COLOMBIA, UN PAÍS SERVIDO EN BANDEJA DE LATA

Odiar a Colombia es una necedad. Odiar a Colombia es propio de necios persistentes: necios que persisten en la necedad.
Colombia no actúa; como tampoco hacemos los colombianos en nombre de ella (a menos que se trate de deportistas y embajadores que, entre otras cosas, lo hacen en virtud de los viáticos, si de antemano resignan la posibilidad de las premiaciones -la fama- consecuencia de su desempeño). Las erupciones de los volcanes, los movimientos telúricos, son involuntarios como el vómito o el hipo; coincidencia (e imprudencia) es la desgracia de vivir en la falda del Nevado del Ruíz precisamente cuando a éste le antoje expulsar el contenido de su vientre incandescente. Si, no obstante, usted anda en busca de lo palpable, le sugiero, en lugar de andar leyendo maricadas, estrecharle las tetas a su novia entre las manos, o mejor, odie, como si tuviera contrato para odiar, desprecie a los colombianos.
Usted no odia a Colombia. Quizá, vivir en Colombia. A lo mejor, si no, lo que usted odie sea estar atado de manos, con tantos muertos y tantos políticos al acecho, sin mencionar a la Policía, y no poder hacer nada por encarrilar el futuro del país en ausencia de locomotoras chimbas. Muy jodido así; y asá. La potencia de actuar de Colombia se encuentra dentro de la posibilidad de acto de los colombianos; así, se piensa que Colombia es asesina, traficante, pendeja, reggaetonera, mentirosa y embustera, en fin, todos los males existentes, de manera individual, y combinados si se quiere. Nadie obsequia lo que su bolsillo no puede pagar.
Colombia es una coincidencia en la esquina noroccidental de Suramérica. La vía de escape de Gonzalo Jiménez de Quesada a la persecución de la corona española. Colombia no es más que un fangal de barro y sangre, es decir que el acto de los colombianos es la hemorragia, mezcla de agua con tierra, o de echarle tierra encima a nuestras cagadas. Tierra remendada a fuerza de parches de palma africana contenida en una olla de bario, cinc, cobre, esmeraldas, hierro, níquel, oro, plomo, plata y platino. De tal manera sí cobra sentido la tan mentada frase en los círculos políticos colombianos, “raspar la olla”. Raspar la olla para ser luego servida en bandeja de lata.
Usted y yo no queremos a Colombia, no seamos majaderos, si acaso, un mejor futuro para nosotros y sus hijos.

lunes, 7 de mayo de 2012

VEINTE DAÑOS NO SON NADA (memorias del des-peye)

Años atrás, con el ánimo de resarcir el daño causado el mismo día en que tenían ocasión las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente, el cetáceo, sosteniéndolo entre las puntas del índice y el pulgar, acariciaba, estiraba, soltaba su bigote, se enroscaba sobre sí éste de regreso a su forma habitual, cola de marrano, cautivaba a la nación con el embeleso de la paz. A cambio, por el culo un embeleco nos hundió.
De sopetón, al despertar de un profundo sueño, el despeye finalizó.

sábado, 5 de mayo de 2012

VEINTE DAÑOS NO SON NADA (el hijo de Dania)

Donar su colección privada al Banco de la República, sin duda, la obra de mayor trascendencia creativa de Fernando Botero (para limpiar el buen nombre de su familia).



Clava su mirada en el piso el bojote hijo de ocho mil putas, aunque me disgusta y me resulta atropellada esa idea, pues, consecuencia de su valoración sería también Daniel Samper un hijo de puta, así sea únicamente de una; ni qué hablar de Danito; sin mencionar la injusticia que cometería, de insistir en etiquetar con ese calificativo soez a doña Helena Pizano de Samper y, siendo éste extensivo a ocho mil generaciones previas a la familia Samper Pizano, no escaparía al garrote doña Ana María Rebolledo, mucho menos la señorona Marcela Carrión y León lo conseguiría, y, para cerrar el círculo, faltaría al deber de consagrar mi existencia al artículo 382 de la Constitución Política de Colombia,
Artículo 381º.- Es deber de los nacionales y de los extranjeros en Colombia, independientemente de su condición político, social o religiosa, hacer visibles, ante sus conciudadanos y las autoridades, a todo hijo de puta que se pasee en frente. 
Artículo 382º.- Honrar, sobre todas las cosas, incluso dios, el Artículo 381º de la Constitución.
de incurrir en falta y pasar por alto los nombres de Fernando Botero Zea, Santiago Medina, Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela; y el de [ Inserte aquí el nombre del hijo de Dania ]. Y dígame usted quién, quién carajos a favor de doña Gloria Zea levantará protesta.
Rectifico entonces. Clava su mirada en el piso el bojote hijo de ocho mil buenas mujeres, amigo además, tantos como han sido identificados, de ocho mil hijos de puta. Con sumo cuidado se abre paso en el salón elíptico del Congreso de la (Re)púbica, saltando de lado a lado, rehuyendo el excremento depositado por micos, lagartos y elefantes, habitantes naturales del recinto.
Gordas de Botero se alojan a sus anchas en la Casa de la Moneda, bien para disimular las cagadas que dejó a su paso el elefante, o para hacer juego a los elefantes que a tan solo tres calles, residen en Palacio.

jueves, 3 de mayo de 2012

VEINTE DAÑOS NO SON NADA (en cuerpo prestado)

Con señales inequívocas de desespero es oprimido el interruptor del bombillo en ambas direcciones sin alteración aparente; mostrándose vacíos, sin ninguna luz que los llene, los recintos, la calle, carecen del sentido de presencia (de uno mismo y las demás cosas) y de movimiento (del propio y del de las cosas), de lo que a los ojos la luz refleja, lo revelado, como la inapetencia de tragar el humo cuando se fuma en la penumbra.
Ni de fundas se ilusione con ver las imágenes de cómo un grupo de efectivos (se les denomina de este modo cuando de asesinar, traficar y corromper se trata, de resto, naturalmente, califican para héroes ordinarios, medallitas y condecoraciones, dispuestos su restos en un ataúd) de la fuerza pública descuelgan por la fachada de una humilde vivienda en Medellín, desde el tejado, una camilla sobre la que reposa, atado, el cadáver del mentor del mejor presidente colombiano de todos los tiempos. Imagínese mejor el fulgor de las explosiones en Casa verde, unos lentes quebrados sobre el césped a consecuencia, nomás, quizás, a través de los que se pudo filtrar presumiblemente la imagen (porque el apagón es para todos, ciudadanos de plátano al almuerzo y guerrilleros con Rolex atado a la muñeca) de la firma de la Constituyente de 1991. Hasta las ocho de la noche pasadas la tele encenderá.
Bienvenidos al futuro. Tengo el honor de presentaros, damas y caballeros, a Simón.
Tiene Guavio.

Simón Gaviria, además de reconocido cetáceo en tierra firme, es Presidente de la Cámara de Representantes y jefe único del Partido Liberal.

martes, 1 de mayo de 2012

VEINTE DAÑOS NO SON NADA (inicio de un relato sin final)

It doubles itself  in the middle of his life, reflects itself in another, repeats itself, protasis, epitasis, catastasis, catastrophe. It repeats itself again when he is near the grave, when his married daughter Susan, chip of the old block, is accused of adultery. But it was the original sin that darkened his understanding, weakened his will and left in him  a strong inclination to evil. The words are those of my lords bishops of Maynooth: an original sin  and, like original sin, committed  by another in whose sin he too has sinned. 
James Joyce


¡Sí se puede! es el coro del perdedor. La paz corre a la velocidad del metro; aunque, según los últimos sucesos, más bien podría tratarse es del metro ligero. Se ha resarcido a muchos participantes del conflicto. Guerrilleros, paramilitares, mafiosos, en muchos casos personajes que dedican sus ratos libres a la práctica de las costumbres de otro bando, otros, pasando de éste a aquél en estima de los beneficios a aprovechar, dependiendo de los tratos honrados por el gobierno de turno, se han salido con la suya, y con el objeto de abandonar sus hábitos, poniendo como condición de rendición al arte de delinquir en general, entre otras a asesinar, mutilar y descuartizar, violar, mentir y engañar, traficar, secuestrar y extorsionar, exigen al país ser tratados con beligerancia política, es decir, ser puestos en posición de privilegio, al mismo nivel de quienes, año tras año, gobierno tras gobierno, licitación tras licitación, elección tras elección, nutren las causas de lucha de cada bando a su antojo y provecho.
No habrá paz, en efecto, sino hasta que se haya indultado hasta el último de todos los participantes de la guerra; así que preparen el culo y hagan fila.
Ya el Congreso, desgracias a dios, en cabeza de Juan Manuel Corzo, y en connivencia de la unidad nacional, prepara el acto legislativo que devuelve a la vida, cual zombie, después de haber sido sepultada en 1991, a la inmunidad parlamentaria; indulto del único grupo que hace falta por el perdón y olvido (descontando de los que se le adelantaron: a saber guerrilleros, paramilitares, mafiosos, banqueros, militares y policías, terratenientes, empresarios y representantes de multinacionales enclavadas en territorio nacional, gobiernos foráneos inclusive): el de los políticos.
Tratándose de estafar al país: Sí se puede.

domingo, 29 de abril de 2012

LA NECEDAD TIENE CARA DE PERO

A Toni, que gustaba del jamón de pavo.





A Toni no le agradaban los viajes en automóvil. Le revolvía el estómago la sensación a encierro obligado, respirar los gases de combustión filtrados a través de la ventilación del automóvil que llenaban la atmósfera complaciente y altanera ambientada por sus compañeros de viaje, las carreteras zigzagueantes, y añadido, el sobresalto natural propio de sortear los obstáculos propios de la topografía cundiboyacense. No comprender si ese martirio del que era víctima, ausente de arrumacos, a excepción de una caricia en el lomo de cuando en cuando, o una mano amiga que le extendía una bolsa de mareo siempre demasiado estrecha para su hocico en el extremo de la abertura, contenía recompensa o castigo meritorio. Total, aguantaba, aferrándose con sus garras al sillón en la parte trasera del vehículo como si fuera éste su deseo de una caminata prolongada al término de semejante capricho.
Toni, en cambio, apreciaba, agradecía, sin escrúpulos ni prejuicios de su procedencia, el agua. El pepino y el pan que mamá le ofreció en tajadas toda vez que visitó mi casa.
Me pongo en sus garras. Lo intento, al menos. Trato de sentir el césped bien podado y peinado a la moda del Parque del Virrey, pero no consigo siquiera acercarme a su sentimiento de angustia al hallarse atrapado bajo las patas de un majestuoso pastor belga, consecuencia de sus juegos a ocho garras: la rutina de saltar uno sobre otro, o de alzarse en instintiva lucha sostenidos en dos patas.
Es Toni, con i latina, no Tony, porque era colombiano, así como, haciendo manifiesto ademán de desdén, alejando a Toni, enseñándole el envés de la mano repetidamente, un gordo oficinista repugnante, quien saliendo del restaurante El Corral ubicado en la calle noventa, se reía con la bocaza abierta de par en par, en compañía de sus contertulios.
—Salió bien colombiano el animalito, ¿no? —clavó su mirada en la mía, ignorando que Toni era mitad británico y que la gordura tiene solución, a diferencia de la idiotez.
Camilo, por su parte, amo y mejor amigo de Toni, ni por enterado se dio del incidente, abstraído por una discusión entre un conductor imprudente y un par de policías de tránsito hambrientos en apariencia, así como puede hacer el revoloteo de una mariposa sobre su cabeza o la confusión del horario de una cita al oftalmólogo. No era sino que abriera Camilo sus ojos en la mañana, y sin siquiera tener ocasión de limpiarse las lagañas, Toni esperaba al pie de su cama, batiendo la cola, apurándole para no dar largas a sus actividades en el hogar e iniciar, por el contrario, el paseo matutino que, reiteradamente, se extendía hasta por tres horas en las que hacía amigos, chicos, robustos, chillones, perros pandilleros e indigentes también; perros al fin y al rabo. De entre esas amistades Toni propició también romances, cómo no, a pesar de su corta edad: Sometía, aprovechándose de su fingida libertad en el parque, observados a distancia por sus amos, a los cachorros, preferible e invariablemente, pasando bruscamente de juegos inocentes, de colmillos y lenguas y aullidos, a movimientos rítmicos de su pelvis con el pene a la vista, buscando lo que él por instinto quería aunque fuese desconocido. Tanto así que equivocaba el sentido de la mecánica sexual, siempre lo invertía, emulando un antojo de felación.
No es con él ni por ese lado, coqueta ocurrencia con la que Camilo se acercó a una, entre asombrada y atemorizada, bella transeúnte que intentaba proteger a su perro del frenesí de Toni.

***

Toni, después de sufrir un desaliento agónico insospechado en él, consecuencia de una deficiencia renal congénita, nos abandonó de su presencia cuando acababa de cumplir ocho meses de vida.
Nos deja el recuerdo de su trote entusiasta.
Él no está en el cielo de los perritos, o al menos eso creo, pues es merecedor, más que usted, quizá, de un espacio con buenas perras, pastor collie, que lo hagan feliz con su pelo rubio ondeando al viento (porque en el cielo hay viento, ¿no?) en el cielo de los cielos. Amén.

martes, 24 de abril de 2012

¡ES UN AVIÓN! ¡ES EL PULPO PAUL! ¡ES POL POT! ¡NO! ¡ES POLMACORNI!



Era de esperarse. Días atrás los genios del periodismo local (¿o cloacal?) como si de eso dependiese el rating, la vida es decir, reiteraban la imagen en cámara lenta que mostraba el aterrizaje del avión de Obama, desde todos los ángulos posibles.
¡El avión! ¡El avión! Era no precisamente una advertencia a la aparición de Jerónimo en la ciudad amoratada sino un inocente recuerdo al gritón Tattoo.
Deseé, cómo negarlo, apenas asomara por la compuerta del avión, verlo rodar al negro escalones abajo. Pero nada; con soltura y desenvolvimiento, sin sobresaltos descendió la escalinata. Al negro preferido por los blancos, y a sus protectores protegidos, eso sí, se les cumplieron, sin contratiempos evidentes, sus deseos: comieron puta y se llevaron contratos de minería como más les gusta: a cambio de nada.
Y, despreciado lector, si algún mal sabor quedó de la Cumbre De Las Américas, quizá, porque tarde caímos en cuenta de la inconveniencia del Himno Nacional (relegación del segundo lugar de los himnos más bellos, consecuencia de esa revelación), qué mejor para corroborar tal información si no la sensación alcalina alojada en la garganta de las putas cartageneras.
Semejante cobertura mereció la visita de Paul McCartney, un personaje que en solitario sigue siendo tan popular como lo era en compañía de sus camaradas.
Verá usted, si me pregunta, hubo de todo. Desde los pendejos que abiertamente y sin pudor desprestigiaron la calidad del personaje, hasta los no tan bobos que se pusieron en marcha para abandonar El Campín tarareando la única canción reconocida, bien o mal, entre las casi cuarenta que componían un repertorio extendido por más de dos horas: Yesterday, Let It Be o Hey Jude. Para quienes no ponían en duda la muerte de Radioacktiva, fíjense, ahí sigue dando lata. También hubo quienes identificaron del concierto como el momento cumbre-de-las-américas cuando, durante la interpretación de Live And Let Die, la pirotecnia iluminó, no su buen gusto sino, al revés, les hizo recordar la celebración en honor a la virgen del Carmen.
Nadie se podrá quejar; aunque no perdimos oportunidad de hacerlo, los miles de pobres diablos que no tuvimos la suerte de deslizarnos dentro del estadio (incluso ofrecí mi servicio de acompañante, con satisfacción de fantasía incluida), durante el tiempo en que la transmisión del concierto fue suspendida. ¿Qué querían? Donde hubiesen transmitido el evento en su totalidad hoy podríamos contar con la copia en DVD “Pol Lif In Bogotá” por los mismos dos mil pesitos, special features detrás de bastidores comentados por el Beatle vivo más viejo, Manolo Bellón, sujeto a restricciones de Canal Capital.
De manera que, a elegir entre Yo Me Llamo, Colombia Tiene Talento, o admirar a un zafio demente montar un caballo de paso fino mientras sostiene en la mano libre un pocillo de café, acepto encantado la iniciativa del canal de televisión público de Bogotá.
Hace mucho no me sentía así de feliz, Beatles, y gratis. Aunque se me quitó la felicidad al calcular que, en realidad, nada fue gratis.