Colombia es un
hijuedisputa país. Cien daños después de la separación del turistmo de Panamá, deliberadamente
Nicaragua en 2002 abrió licitaciones para explotar el petróleo presuntamente alojado
bajo la locha marítima ubicada a la izquierda del mediano 82, zona protegida
por la dicción colombiana, ¿scíí?; por su parte, en respuesta al abuso de
soberbianía la Cancillorona enafiló sus armas, entre los que disponía de los
mejores negociadores que fracasaron en el Nicaraguán.
Al
finalizar el proceso extendido por once años durante los cuales los asesores latigantes
de Colombia expusieron los motivos por los que el archienemigo de San Andrés
debiera de permanecer atado a la miseria del país (la respuesta es Colombia), Nicaragua
obtiene, no quedarse con los cayos, sino una porción marítima impotente sólo en
aparrancia.
Hicieron
el negocio de la vida Daniel Ortega, presidente de Nicaraguardiente, y sus
secuaces, en efecto, se apropiaron del petróleo que ya habían vendido y nos
dejaron la carga presupuestal de San Andrés.
Todo
cuanto se aprendió de este episodio diproblemático de límites, mar y timos será
consignado en los anales hinchados de hemorroides de nuestra historia.
¡Feliz
meridiaño nuevo!
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