lunes, 7 de mayo de 2012

VEINTE DAÑOS NO SON NADA (memorias del des-peye)

Años atrás, con el ánimo de resarcir el daño causado el mismo día en que tenían ocasión las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente, el cetáceo, sosteniéndolo entre las puntas del índice y el pulgar, acariciaba, estiraba, soltaba su bigote, se enroscaba sobre sí éste de regreso a su forma habitual, cola de marrano, cautivaba a la nación con el embeleso de la paz. A cambio, por el culo un embeleco nos hundió.
De sopetón, al despertar de un profundo sueño, el despeye finalizó.

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