domingo, 27 de noviembre de 2011

ALIADA DEL VIEJO DEL COSTAL

A Gloria.


Posaba de soplona en ocasiones, cuando al fondo de la calle se veía el viejo del costal escarbando entre la basura, amenazando ella con hacerle saber de mi mal comportamiento; él, sin remedio, se vería obligado a sacrificar el espacio ocupado antes por cualquier cachivache similar en tamaño a mi cuerpecito con el pretexto de llevarme dentro;  noble labor con la que cumple el viejo del costal: Evitar a toda costa la higiene personal mínima, requisito fundamental para ejercer, apartar a las madres atormentadas de sus hijos altaneros. Sonreía conmovida al ver mi carita de terror, mi mandíbula abierta de par en par. El reciclador, sin comprender muy bien el porqué de mi asombro atina a hacer una sonrisa macabra clavando su mirada en la mía; se rasca en medio de sus glúteos. Luego, la ternura de mami se transformaba en estremecimiento al estallar mi berrinche.
             El papel de histérica no le quedaba mal tampoco. Aprovechando cualquier descuido me perdía de su vista en el supermercado ocultándome tras los aparadores. “Juan Roberto, hijo… ¿Dónde te has metido?”, alzaba la voz ante las miradas curiosas, pasando de un pasillo a otro. A ella le importaba un bledo si era acusada de escandalosa o irresponsable; únicamente ampliaba su mirada de cabo a rabo, con la esperanza de que sus ojos se encontrasen con la imagen de su hijo cachetón. Y yo, insolente, sólo ahogaba mi risa poniéndome la mano sobre la boca, viéndola perder la razón desde mi escondite. Visiblemente arrepentido me aparecía por detrás de ella, halándole de su pantalón a la altura de la rodilla, para su alivio.
Soplona e histérica, son tan sólo un par de los personajes interpretados por ella a la fuerza, sí, porque eso es a lo que sabe ser madre, a caca, verse obligadas a vestir encima del de la gracia atuendos de los que no gustan –ni las madres, cuanto menos sus hijos-, disfraces que únicamente lucen y hacen gala si nosotros, los hijos, antes hemos decidido posar como cretinos.

Dios proveerá.

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