Desde su polémica contratación a unos polémicos
empresaurios, en confusos hechos que son materia fecal de investigación por
parte de las autoridades, la máquina tapahuecos le ha robado popularidad a
Bacatá, el sueño a Petro, y el presupuesto a los contribuyentes. Un acto de
intolerancia sin procedentes. Por cuenta de mani-fiestas-patrias-bobas
irregularidades en la contratación: $ 11.800 millones se pagarán por el
alquiler de una de las máquinas (otras dos ya se asoman al balcón del Palacio
Liévano convocando a marchas en las que se exija desistir al Procurador,
Alejandro Ordenado de Obispo, de la idea de que se pongan las máquinas y la
ciudadanía en marcha), cuando la adquisición de la máquina tendría un valor de
$ 250 millones.
Señal apocalíptica es el estado
de la maya vial. Los coches se estropedan; un pedo. La movilidad depende de lo que
se mueva en la cosa política.
Y aunque la máquina tapahuecos
nunca llenará el espacio que dejaron vacío Luis Carlos Restrepo alias ‘doctor
te-cura’ (no sé qué, pero Dios quiera que sea de algo grave), Maria de Depilar Hurtado y Uniandrés Felipe Arias, Petro insiste en
que la máquina, durante tan sólo una semana, tapó el hueco fiscal abierto por
los hermanos Marrano y Anule.
Por su parte de tránsito, la
Unidad de Mantenimiento Viral se embotella en discusiones entre expertos,
expartes, disfuncionarios públicos y concejaladores de carros, a ver quién va a
la carga con una mano, con la otra, contra el presupuesto, y con un pie, con el
otro, sobre la ciudad.
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